Desde la consagración de Bajtín como una referencia insoslayable de la reflexión teórica a partir de mediados de los años setenta, se han ido consolidando muy distintas dimensiones de su presencia intelectual al socaire del progresivo y azaroso acceso a sus escritos. Se ha visto en él una figura clave para el desarrollo de una semiótica social que habría de fundarse en su translingüística. De manera muy llamativa, su nombre ha sido esgrimido en la confusión derivada de la crisis de fe formalista e inmanentista, y no sólo con una orientación pragmatizante. Algunas de sus categorías -heterología, dialogismo, cronotopo...- son hoy lugares comunes, casi malillas, en los estudios literarios, desde la narratología al análisis estilístico. En el marco de los estudios culturales, sus concepciones de la cultura popular, de la risa o del carnaval constituyen el principal acicate de un sinfín de estudios y reflexiones...
Y sin embargo con frecuencia queda en un segundo término la circunstancia de que muchas de las formulaciones más asendereadas tienen su plasmación -aunque quizá no su origen último- en una articulación historiográfica muy definida que constituye un aspecto sustancial de su configuración teórica, sobre todo en la medida en que ésta se identifica -en los años treinta- con una teoría de la novela. Ello permite reclamar para Bajtín un lugar destacado en la Teoría de la historia literaria, puesto que, forzando un tanto las cosas, cabe afirmar que su teoría de la novela se halla en relación de interdependencia con una teoría subyacente de la historia literaria, que, por el contrario de la primera, tiene una presencia sólo tácita en sus escritos
Los trabajos centrales en este sentido -La poética de Dostoievski, la mayor parte de los estudios incluidos en Teoría y estética de la novela, las notas del trabajo dedicado al Bildungsroman...- implican inextricablemente teoría e historia de la novela. Y la razón de ello no radica -nótese bien- en el hecho de que la novela sea para Bajtín una noción histórica; más bien ocurre que la ahistoricidad última del concepto de novela determina una teoría de la historia sub specie novelística, y por tanto ancilar con respecto a la petición de principio teórica implicada en la concepción de la novela que Bajtín desarrolla de modo primordial en los trabajos aludidos.
Los trabajos centrales en este sentido -La poética de Dostoievski, la mayor parte de los estudios incluidos en Teoría y estética de la novela, las notas del trabajo dedicado al Bildungsroman...- implican inextricablemente teoría e historia de la novela. Y la razón de ello no radica -nótese bien- en el hecho de que la novela sea para Bajtín una noción histórica; más bien ocurre que la ahistoricidad última del concepto de novela determina una teoría de la historia sub specie novelística, y por tanto ancilar con respecto a la petición de principio teórica implicada en la concepción de la novela que Bajtín desarrolla de modo primordial en los trabajos aludidos.
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